jueves, septiembre 4

REFORMA UNIVERSITARIA E INVESTIGACIÓN

Universidad, concepto que aún continúa adherido a la sociedad, la cual adpota una actitud de respeto a una institución tutelar de arraigo intelectual. Pues no es un concepto social que nos sorprende a nosotros, ya sea como universitario o como un ciudadano común, pues si mencionamos a personajes ilustres de nuestra historia, como Hipólito Unanue, Toribio Rodríguez de Mendoza, Cesar Vallejo, Antenor Orrego, Raúl Porras Barrenechea, Rubén Vargas Ugarte o Mario Vargas Llosa; han tenido que convivir con la acción estudiantil, cumpliendo los objetivos de la Universidad a la cual pertenecieron.En la actualidad nos encontramos ante un panorama que, para muchos nos indigna, que la educación en general sea considerada un instrumento que utiliza el sistema neoliberal para intereses antipopulares y no benéficos a la sociedad.El nivel inicial y primaria son la base para la formación moral de un ser humano, en la secundaria, ese aprendizaje se debe reflejar en la acción social. Y en el nivel superior (universitaria y no universitaria) a la moral y a la acción social aprendidas y aprehendidas debe sumarse la investigación. A partir de este enfoque la Universidad constituye una institución que se rige en función a una legislación, pero manteniendo su autonomía anexada en sus objetivos, de iniciativa estamental de la Universidad.Al revisar algunas propuestas de ley universitaria de federaciones como el de los docentes (FENDUP), estudiantes (FEP) o administrativos (FENTUP), nos daremos cuenta que concuerdan en los fines universitarios como son: formación académica, investigación científica y la proyección social. Ante estas premisas y con la manera empírica que he estado viviendo, como estudiante, me atrevo a decir que: Universidad que investiga, Universidad que destaca. Con esta posición quiero hacerme a mis mismo un llamado de atención a la investigación, así como a todos los compañeros de las diferentes universidades de nuestra Patria, que aún estamos confundidos que lo que aprendemos, solo lo hacemos dentro de cuatro paredes de un aula. Un llamado desesperado, como lo hace Luís Jaime Cisneros, el cual nos alerta que “el Estado no tiene prevista una política al respecto”. Claro está que se está refiriendo a la investigación. Esto nos reitera el desinterés del gobierno en promover la investigación. Y esto es, pues en los estudiantes el contexto es grave. En mi aula, con mis compañeros, me sucedió una experiencia que a veces me da escalofríos: Como es posible que en una institución tan prestigiosa como la Universidad Nacional de Trujillo, habemos alumnos que en un día libre, preferimos ir a hacer fiestas o pasar el tiempo en cosas “vagas”, en vez de contribuir en nuestro desarrollo colectivo – personal. El tiempo libre, ahora, se ha convertido en sinónimo de parrandas. No quiero caer antipático, pero la realidad creo que está sobre la mesa, el desinterés hacia la investigación es casi nulo, es por eso el muy bajo nivel de cultura en nuestro país, inclusive de estudiantes universitarios.Walter Peñaloza nos dice que los sujetos de la educación son: el educando, el educador y la comunidad. El primero “es el esfuerzo inmediato de maestro”, el segundo “debería ser formado integralmente para que pueda actuar con compromiso, eficiencia y eficacia”, y el último cumple un “rol importante en la formación del educando (…) en la familia y las instituciones sociales”. Una reforma universitaria debe basarse en estos tres sujetos, ya que la interacción educando, educador y comunidad, comparten los fines y objetivos de la Universidad. Con José Carlos Mariategui y la creación de la Federación de estudiantes del Perú (FEP) y los distintos gremios sociales se ha reivindicado la función universitaria en la acción político – social, que actualmente se está desgastando con la implantación del sistema neoliberal y de la constante dependencia como país subdesarrollado. Educando, educador y comunidad; también interaccionan en la proyección social, que gracias a la formación académica y a la investigación contribuyen a la sociedad, como ente formador consciente de un país con futuro, manteniendo, siempre, sus rasgos del pasado. La Universidad como institución tutelar, apunta a ser el espacio central de la investigación, conformando un bucle entre estos tres sujetos.A mediados de este año, estuvo en controversia el proyecto antiestudiantil de la Dra. Martha Hildebrandt, que planteaba un pago mensual de estudiantes, provenientes de instituciones educativas privadas, por el concepto de estudiar en una Universidad pública. Estos señores llamados “padres de la patria”, están enquistados en lo que es el proyecto capitalista del gobierno, sin interesarles la inversión pública hacia la educación, que en un austero porcentaje de menos del 4% del PBI, se encuentra a disposición de este sector. Necesitamos una reforma universitaria con mayor inversión pública y gratuita, ya que a partir de esto se cosechará la futura inversión de capital peruano, permitiendo fomentar la investigación científica.Sin embargo, vemos que la cúpula que nos gobierna, no tomarán la batuta en este tema. Nuestra única esperanza está en nosotros, pues como nos lo recuerda Antonio Zapata: “Los jóvenes que educamos hoy, ojalá, no pierdan la oportunidad como nosotros”. Esta afirmación nos demuestra la capacidad en la participación de la política nacional con ese espíritu juvenil que nos caracteriza a partir de la investigación científica. También nos da a entender que los jóvenes de hoy tenemos mayor terreno a ganar. ¡Hagámoslo, sí podemos!.Y por último, necesitamos una ley universitaria en el que interaccionen la teoría y la praxis, pues es absurdo que se continúe creando universidades de papel que no se caracterice por la práctica de la investigación, una investigación crítica y reflexiva. Unamos esfuerzos de poseer una democracia participativa y que la inversión pública se centre en la educación. Hagamos el esfuerzo necesario y participemos activamente en la lucha a favor de la educación.

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